El bello enigma de Conchi

Desde el Puente del Rey podríamos ver dos edificios desaparecidos de la misma ciudad y por la misma causa. Ambos comparten su relación con las virtudes del agua y se diferencian en la orientación de su función: el más antiguo para facilitar el trabajo; el otro, para facilitar el descanso.

5 comentarios:

JM Lorite dijo...

Dicen que uno de los edificios estaba en la Glorieta de San Vicente, (Principe Pio) creada en 1872 por la reina María Victoria... es decir que la necesidad de cuidar a los nenes durante el trabajo de los padres no es nada nuevo, ya existía en 1860.

Conchi Calderón dijo...

Bien, muy bien... en los lavaderos del manzanares llegaron a trabajar 4000 lavanderas, sobretodo procedentes de Galicia y Asturias, igual que el resto de los oficios del agua (aguadores y portilleros). Todos ellos hacían buenas migas y en los alrededores de la Virgen del Puerto celebraban encuentros y festejos. Como muestra de aquello que ha llegado a nuestros días, la sidrería Casa Mingo.
En el edificio, las monjas, cuidaban a los hijos de las lavanderas y además disponían de 6 camas por si alguna enfermaba. Le llaman "la primera guardería de Madrid".

marian dijo...

El otro edificio es más moderno, de comienzos de los años 30, o sea que el pobre duró poco y ¿puede tener que ver con una piscina?

Conchi Calderón dijo...

Eso es, por lo visto lo he puesto facilito. Aunque lo importante es que la historia os haya gustado.

Más datos:
"Primero fue La Isla. Era el año 1931 y allí estaba Luis Gutiérrez Soto dispuesto a resolver brillantemente, y con el nuevo lenguaje racionalista, todo encargo que cayera en sus manos, especialmente las instalaciones deportivas, de las que era autor y usuario entusiasta. El se hizo cargo de diseñar y construir la piscina en una isla del río Manzanares, y Madrid consiguió un balneario con imagen marinera que recordaba al Club Náutico de San Sebastián (emblema temprano del racionalismo español -1930- debido a Aizpurúa y Labayen).

Si la piscina La Isla era de iniciativa privada, inmediatamente aparece otro empeño público similar, aguas arriba del río: la Playa de Madrid (1932-1934), primera playa artificial de España, para la que se construye un embalse en el Manzanares. Manuel Muñoz Monasterio diseña los edificios en el estilo racionalista de aquella modernidad. Si La Isla era elitista, la Playa era popular, pero ambas fueron destruidas durante la Guerra Civil y se voló la presa. Aunque la Playa de Madrid corrió mejor suerte, ya que fue reconstruida por el mismo autor en 1947, camuflando su estilo internacional con los tejados de pizarra y pináculos que imponía el retrógrado nacionalista triunfante.

Si la piscina La Isla desapareció y la Playa de Madrid sobrevivió camuflada como club elitista en estilo imperial, otra iniciativa privada de los años 30 se ha mantenido como solitario emblema de la estética racionalista: la piscina Stella, que sigue abierta, en funcionamiento, y ha conservado una intacta imagen náutica asomada al río de coches de la M-30. Quizá debe su supervivencia al temperamento moderno, deportivo e higienista de los habitantes de la Ciudad Lineal, que escogieron aquella zona para estar en contacto con la naturaleza y mantuvieron en uso uno de los mejores espacios de la arquitectura de ocio de la capital."

marian dijo...

pues sí la historia es muy interesante porque no solemos pensar en cómo era Madrid antes de la guerra, la de barrios y edificios que desaparecieron...

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